
Te doy gracias, benignísimo Señor, bienhechor de mi alma, porque me hiciste participar de tus celestiales misterios. ¿Qué te daré en recompensa? Verdaderamente
soy nada para darte las competentes acciones de gracias.
¡Oh Dios clementísimo! recibe las alabanzas y acciones de gracias que tu Hijo y Salvador nuestro en la humanidad que se dignó tomar te dio desde el instante de la encarnación y durante todo el discurso de su vida y particularmente las que al instituir este sacramento y conociéndonos incapaces de dar las debidas gracias por tan singular beneficio, elevando los ojos al cielo a Ti Dios Padre omnipotente te las dio en nombre de todos nosotros.
Recibe también, ¡oh Padre misericordiosísimo! las acciones de gracias que te dio la Bienaventurada Virgen María Madre de tu Unigénito Hijo, cuando al mismo a quien yo hoy abrazo, ella lo concibió en sus purísimas entrañas y lo dio a luz. Supla ella mis deficiencias ya que te fueron tan agradables todos los actos de su vida, por ellos recibe benignamente la comunión que acabo de hacer.
Síguenos