Hoy acepto mis penas y ofrezco mis esfuerzos.

Yo sé que tú eres un buen Padre, que si nos sujetas al dolor y a la tribulación, es solo por nuestro bien, para purificarnos de nuestras culpas, para aquilatar las poquísimas obras buenas que hacemos; por eso Señor, acepto de buen grado todas las penas que hoy te dignes mandarme, me resigno a tu voluntad santísima y te ruego las aceptes en satisfacción de mis numerosas culpas.
Síguenos