
Serenísima Reina de los ángeles, medicina de la medicina, porque, Señora, sin vos no hay medicamento que sane. Vuestra virtud es el alma de los remedios, como bajó de vos la salud al mundo enfermo, baja por vuestra virtud la salud a todos los enfermos del mundo. Y así, soberana Señora, os suplicamos nos deis al médico perfecto Rafael, para que sea nuestro médico, siendo, Señora, vuestro, y cure nuestros males. Y siendo uno de los siete príncipes nobles que asisten a vuestro trono, por eso serán más gratas tus alabanzas, y para nosotros más poderosa su intercesión: pues lo que pidiere a Dios, a cuyo trono asiste, lo alcanzará, Señora, por vos, asistiendo a vuestro trono.
En el nombre del Padre, Del Hijo,Y del Espíritu Santo, Amén.
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