¡Oh santos y santas de Dios! cuya memoria celebramos hoy en la tierra, yo miserable e indigno pecador confiado en vuestros merecimientos me voy a acercar a la sagrada mesa para recibir el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo.
Os ruego humilde y devotamente que intercedáis por mí para que me sea tan provechosa esta comunión que algún día vaya con vosotros a alabar y bendecir a mi Dios por toda la eternidad.
Amén.
Síguenos