
“ Recomendada y enriquecida con indulgencias por Su Santidad León XIII en septiembre de 1889. ".
A ti recurrimos en nuestra tribulación, bienaventurado José, y después de haber implorado el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu protección. Por el lazo sagrado que te unió a la Inmaculada Virgen Madre de Dios; y por el amor paternal que tuviste al niño Jesús, te suplicamos ardientemente, veas con ojos propicios, la herencia que Jesucristo conquistó con el precio de su sangre, y con tu poder y amparo nos socorras también en nuestras necesidades. Protege ¡oh providentísimo guardián de la Sagrada Familia, a la raza elegida de Jesucristo!
Aparta de nosotros ¡oh Padre amantísimo! la peste del error y de la corrupción, muéstrate propicio y asístenos desde lo alto del Cielo, ¡oh poderoso Protector nuestro! en la lucha que sostenemos contra el poder de las tinieblas; y así como en otro tiempo libraste al Niño Jesús de inminente peligro de la vida defiende ahora a su Santa Iglesia de las asechanzas del enemigo y de toda adversidad.
Cúbrenos perpetuamente con tu patrocinio para que animados con tu ejemplo y sostenidos con tu auxilio, podamos vivir en santidad, morir religiosamente y alcanzar en el Cielo, la eterna bienaventuranza. Amén.
“ ORACIÓN A SAN JOSÉ ".
¡Oh bienaventurado José! a quien Dios destinó para desempeñar el nombre y los oficios de Padre hacia Jesús, dio como purísimo esposo a la siempre Virgen María, hizo cabeza de la sagrada Familia en la Tierra, y a quién, por último, el Vicario de Cristo eligió por Patrono y defensor de la Iglesia universal fundada por el mismo Cristo nuestro Señor, yo imploro con la mayor confianza posible, tu poderoso auxilio en favor de la Iglesia militante de la Tierra. Te ruego que guardes con especial empeño y con el verdadero amor paternal en que estás encendido, al Pontífice Romano y a todos los Obispos y sacerdotes unidos a la Santa Sede de Pedro.
Sé el defensor de todos los que trabajan en la salvación de las almas, en medio de las angustias y penas de esta vida; haz que todos los pueblos se sometan voluntariamente a la Iglesia, lo que es un medio de todo punto necesario para alcanzar la salvación.
Recibe asimismo con agrado y buena voluntad, ¡oh santísimo José! la donación plena y perfecta que te ha- go de mí mismo.
Todo me consagro a Ti, para que siempre seas mi Padre, mi protector y mi guía en el camino de la salvación.
Alcánzame una grande limpieza de corazón y un encendido amor hacia la vida interior. Haz que siguiendo tus ejemplos, yo dirija todas mis acciones juntamente con mis afectos, a la mayor gloria de Dios, del divino Corazón de Jesús, y del inmaculado de María Virgen. Ruega por mí a Dios, para que sea participante de la paz y del gozo que tu disfrutaste al morir santísimamente.
Amén.
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